Álvaro González Díaz
Tal día como hoy hace 447 años, un 14 de abril, las tropas de los tercios españoles derrotaban al ejército rebelde en la batalla de Mook.
Los ejércitos españoles, bajo el mando del maestre de campo Sancho Dávila, el “rayo de la guerra”, obtuvieron una aplastante victoria sobre las tropas protestantes de Luis de Nassau en Mook, Limburgo. Esta batalla se inscribe dentro de la Guerra de los Ochenta Años, una larga guerra que desangraría a la Monarquía Hispánica. Sin embargo la Monarquía Hispánica será la protagonistas de innumerables victorias, siendo Mook una de tantas.
En este contexto, Luis de Nassau decidió lanzar a sus tropas partiendo desde Alemania para quitar presión a la asediada ciudad de Leiden que llevaba en tal situación desde octubre de 1573. Con la misión de unir sus fuerzas a las de Guillermo de Orange, en Febrero, Luis de Nassau partió con unos 6.000 infantes y aproximadamente 3.000 jinetes invadiendo a su paso Brabante, intentando desviar la atención de los españoles.
En aquel momento, Luis de Requesens era el gobernador de los Países Bajos pero apenas podía disponer de hombres. Es por ello, según los autores, que Luis de Nassau creyó llegada la tan ansiada oportunidad de cargar contra las tropas de la Monarquía Hispánica. A pesar de todo, como es sabido, los españoles estaban preparados y, contrariamente al pensamiento de los rebeldes, su capacidad de reacción y maniobrabilidad era excelente.
Sabiendo las intenciones de los rebeldes, Luis de Requesens se anticipó a las maniobras enemigas y envió cuantas tropas pudo. Para ello, pensó en frenar a los rebeldes en las cercanías del rio Mosa. Los españoles, desde sus posiciones se dedicaron a realizar encamisadas para distraer a los holandeses, siendo una de las más sonadas la ocurrida el 18 de marzo en la que apenas 300 arcabuceros causaron unas 700 bajas al enemigo, resultando 4 valones y 3 españoles muertos solamente.
Según los autores, estas maniobras tácticas de escaramuzas en el rio Mosa sirvieron para reunir un ejército con unos 5.000 infantes y 800 jinetes aproximadamente. Luis de Nassau ahora se veía rodeado y perseguido por los españoles que, evidentemente, buscaban dar batalla. Y la batalla llegó.
El Rayo de la guerra no desperdició la ocasión y a orillas del Mosa, en la localidad de Mook, los españoles dieron batalla. Los rebeldes holandeses se dispusieron cerca de un cerro, buscando su protección. Allí dispuso en torno a 1.000 soldados mientras que en el flanco derecho del mismo situó a 2.000 jinetes dejando el grueso en el flanco izquierdo. Los españoles, formados en escuadrones, iniciaron el ataque. Disparaban y eran contestados por los holandeses hasta que estos fueron desalojados de varias trincheras, como relata Julio Albi “hora y media duró el combate hasta que viendo que tiraban algo más flojamente, dan el asalto y les desalojaron del trincherón”. Aunque, como se observa, los ataques entre ambos ejércitos se producían simultáneamente, los holandeses iban perdiendo intensidad en el ataque.
En este sentido, en el cenit de la batalla, los rebeldes enviaron a su caballería para intentar reestablecer la caótica situación. Sin embargo, todo quedó en intento. A pesar de ser más numerosa la caballería holandesa, sus cargas fueron repelidas por los piqueros españoles, quienes evitaron que la formación se rompiera. La debilidad del ejército rebelde estaba en los flancos como comprobaron los españoles que cargaron por ambos flancos y después por el frente provocando, consecuentemente, la huida desordenada de los rebeldes.
Así las cosas, en tal combate, los rebeldes sufrieron más de 3.000 muertes, entre los que se encontraban Luis de Nassau y su hermano Enrique y el duque del Palatinado, además de sufrir el arrebato de 30 banderas, 3 estandartes y 2 cañones. Las bajas españolas oscilan en torno a la centena según los expertos.
Esta victoria fue posible debido a la efectividad, preparación, entrenamiento, coraje y disciplina de los tercios españoles que, acostumbrados ya en su historia, demostraron ser capaces de todo ante situaciones adversas y en inferioridad. Sin embargo, los autores coinciden en que la victoria si bien fue decisiva, no lo fue del todo. La falta de dinero en Flandes oscureció la brillante victoria. El atraso de las pagas de los soldados desembocó en un amotinamiento tras la batalla.
Luis de Requesens había dejado sin defensas a los rebeldes tras la victoria en Mook pero tristemente no se pudo aprovechar aquella victoria como otras tantas veces debido al amotinamiento de los soldados, un hecho que hizo que los rebeldes se reorganizasen en menos tiempo.
A pesar de todo, la efectividad y el derroche de coraje de los españoles fue la tónica en aquella batalla que se cobró algo más de 3.000 vidas protestantes en plena Guerra de los Ochenta Años.
Bibliografía
http://ejercitodeflandes.blogspot.com/2008/11/motn-tras-la-batalla-de-mook-entrada-en.html
https://terciosviejos.blogspot.com/2019/04/batalla-de-mook.html
ALBI DE LA CUESTA, J., De Pavía a Rocroi, Desperta Ferro ediciones, Madrid, 2017
HERNANDEZ, F., 2016, https://www.batallasdehispania.com/2020/06/sancho-davila-y-daza-1523-1583.html
