La cultura de la guerra y el teatro del Siglo de Oro

Si hay una relación sólida e inquebrantable durante el Siglo de Oro esa es la existente entre el mundo de las armas y de las letras. Durante los siglos XVI y XVII la Monarquía Hispánica fue cumbre de la historia de la guerra, con soldados que estaban presentes en medio mundo, pero también del aspecto cultural, con literatos que forman parte de la historia universal, cambiando el mundo de las letras.

Con este contexto, David García Hernán escribió en 2006 la obra <> y debo de reconocer que está en mi lista de preferidos en la temática sobre los tercios. El autor analiza el fenómeno de la guerra como un proceso que invade todas las materias, que está presente en cada una de las vidas de los habitantes de la época y se agradece, pues de ello emana un análisis interesantísimo que pone en relación a los soldados de los tercios, así como otros ejércitos peninsulares, con todo el espectro cultural.

A lo largo de la obra, el autor nos plantea diversos temas que relacionan el mundo de la guerra con el teatro. En primer lugar, se nos plantea el interés de la corona para relacionar ambos mundos y vertebrar un discurso que buscaba hacer de la milicia un mundo lleno de aventuras y oportunidades, aunque no siempre fuera así. Conforme van pasando los capítulos, el lector encontrará también que los propios autores del Siglo de Oro, tales como Lope de Vega, Cervantes o Calderón de la Barca, vivían en un imaginario colectivo que exaltaba la condición militar, a la que alababan constantemente.

Además de estas consideraciones, una de las partes más interesantes es aquella que trata sobre la percepción del soldado en la sociedad de su época, como el estereotipo va cambiando y la forma en que se van creando modelos muy diversos y variados, que luego son recogidos por los autores para expresarlo en sus obras de teatro.

El público demandaba este tipo de teatro y, así, los autores le dieron lo que quería, que se le recordara la singular condición de ser español en unos momentos en que, los reconocidos hijos de Marte, estaban diseminados con sus armas, y con sus furia, por buena parte de los campos de Europa. Es muy probable que éste fuera uno de los apoyos más grandes que se pudieron tener para ser más “aceptable” el constante sacrificio de la detracción militar: la consideración de participar en un proyecto común en el que estaba en juego no sólo la grandeza del monarca, sino también la supervivencia de la civilización occidental y la exaltación de la religión Católica.

Por todo ello, la obra de David García Hernán representa un nuevo enfoque historiográfico que inserta al soldado en su mundo, alejándolo de un análisis puramente militar. Surge así una obra excelente que hará que el lector quiera leer más y más. Una obra francamente recomendable.

Dificultad de adquisició:n 4/10
Nota: 10/10

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