Álvaro González Díaz

Muchas fechas hay en nuestra interminable e inagotable, cuasi-eterna, historia. Muchas. El desconocimiento y la Leyenda Negra hacen que muchas de esas fechas, batallas, hitos, hazañas, victorias, derrotas, hombres… se olviden y a menudo casi se desconozcan.

Sin embargo, lo bueno que tiene esta desdichada tierra es que siempre hay gente que investiga, difunde y divulga, se hace preguntas y cuestiona. La labor de los historiadores es esa. A pesar de todo, hace unos años nació la Asociación histórica y cultural 31 Enero Tercios. Su labor, desde entonces, ha sido de vital importancia no solo para el descubrimiento de nuevos divulgadores y apasionados de la historia sino para la transmisión de la historia, para el estudio y la investigación. Desde su nacimiento, la asociación no ha hecho más que crecer, no se ha conformado con nada sino, más bien, al revés, ha dado todo lo que ha podido desde la humildad y la preocupación por el rescate de nuestra historia dorada, de nuestro siglo de Oro, de la Modernidad y los siglos XV al XVII.

Cada vez la gente sabe más sobre aquellos hombres, sobre los soldados de la Monarquía Hispánica y eso es gracias, entre otras muchas cosas, a la Asociación 31 Enero Tercios y a su presidente Juan Víctor Carboneras y sus colaboradores. Los tercios españoles son ya más que conocidos aunque diariamente salen a la luz innumerables trabajos que hacen aún más grande a esos hombres y mantienen viva su llama, haciendo, a su vez, necesario un estudio más amplio y su posterior divulgación.

Llega el día de los Tercios, el 31 de enero. Un día que no está elegido al azar sino que hunde sus raíces en aquella batalla, desconocida, aun hoy, por muchos.

El 31 de enero de 1578, en Glemboux (Namur), tuvo lugar una de las mayores batallas en la que nuestros hombres fueron protagonistas,  llegaron y vencieron, como tantas y tantas otras. En el contexto de la Guerra de los Ochenta Años el ejército de los rebeldes holandeses fue completamente aniquilado por el ejército de la Monarquía Hispánica comandado por dos de los más grandes generales de nuestra historia, Don Juan de Austria y Alejandro de Farnesio. En esta batalla, como en tantas otras, los españoles eran minoría, unos 1.500 efectivos, y pillaron por sorpresa al ejército rebelde por la retaguardia, unos 20.000 efectivos. Apenas 10 bajas de los tercios frente a todo el ejército capturado en combate. En apenas hora y media, el ejército rebelde desapareció. Asombroso. La corona española recuperó numerosas ciudades como Aarschot, Binche, Dalhem, Diest, Limburgo, Lovaina, Nivelles, Terneuzen, el castillo de Valkenburg aan de Geul y Zichem, entre otras, y las provincias rebeldes capitularon aceptando el acuerdo anterior de “La pacificación de Gante”.

Glemboux no es la única batalla de los tercios pero su significado está claro. Glemboux pone de manifiesto el entrenamiento y eficacia de unos hombres que habían nacido para defender la fe y la patria por las que combatían, unos hombres de honor indudable, hombres de palabra y fidelidad. Se ha establecido por tanto Glemboux, el 31 de enero, por su significado, pero el día de los Tercios ha podido haber sido cualquiera como el 28 de abril (Ceriñola),  el 29 de diciembre (Garellano), el 24 de Febrero (Pavía),  el 24 de abril (Muhlberg), el 10 de agosto (San Quintín), el 13 de julio (Gravelinas), 18 de mayo (rescate de Malta), el 21 de julio (Jemmingen), el 7 de octubre (Lepanto), el 14 de abril (Mook), el 8 de diciembre (Empel),  el 18 de julio (Castelnuovo), el 28 de agosto (Breda), el 3 de julio (Amberes), el 27 de abril (Bicoca), el 19 de mayo (Rocroi), el 16 de octubre (Jodoigne), 6 de septiembre (Nördlingen), el 24 de noviembre (Tuttlingen)….

Como ven muchas, muchos hombres, hazañas, derrotas… que hay que rememorar, sin complejo alguno, pues forman parte de nuestro pasado. Un pasado que durante 150 años dominó España en todo el orbe siendo la mejor y mayor potencia de la Modernidad. Como ven, se eligió Glemboux pero pudo haber sido cualquier día del año. Solo queda seguir el camino abierto y continuar peleando por nuestra historia y contra la leyenda negra que nos impusieron señalando a España, a modo incriminatorio, como la peor nación del mundo.

La labor de 31 de Enero, por tanto, es necesaria e importantísima para la cultura e historia, no ya de España sino del mundo. Un día que, gracias a su labor, no solo se celebra en España sino que domina el mundo como antaño.

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