Después de la firma del edicto perpetuo o pacificación de Gante, de la salida de los Tercios de Flandes y la llamada de D. Juan de Austria para que volviesen en su ayuda……..
«El joven archiduque Matias se proclamó gobernador y celebró su entrada en Bruselas llevando como segundo de a bordo a Guillermo de Orange.
Tampoco vino mal a D. Juan la representación de esta mascarada, que daba tiempo a que llegasen los tercios de Italia con el príncipe Alejandro Farnesio; si grandecera la alegría y emoción de los soldados al ver la nueva prueba de confianza que recibían del rey, mayor era la satisfacción de D. Juan al verse otra vez rodeado de sus valientes tropas y al ver llegar a su sobrino, el de Parma, cuyas virtudes conocía de sobra y cuyo valor había acreditado bien en Lepanto. La llegada de los Tercios impuso un poco dectemor a los Flamencos que se apresuraron a pedir socorro a los Francia, Inglaterra y Alemania. D. Juan no estaba dispuesto a esperar que se consumasen estos auxilios y movió inmediatamente a sus ejércitos en busca de batalla.
Pronto se produjo el primer encuentro en Gembloux a tres leguas de Namur. Era mayor el número de flamencos, pero era más firme el valor y la experiencia de los españoles. D. Juan de Austria glosando las palabras de Constantino el Grande, había hecho inscribir al pie de la cruz de su estandarte las siguientes pañabras: «Con esta señal vencí a los turcos, con esta señal vencere a los herejes», y el pronóstico se cumplió tan maravillosamente que como dice el cronista Estrada, «rara vez sucedió que tan pocos y a tan poca costa, en tan breve tiempo, se derramase tanta sangre y diesen fin a la batalla»; solo la caballería desordena y desbarató diez mil infantes enemigos y fue causa de que huyera todo su ejército quedando preso su general con algunos nobles y pasando a poder de los españoles treinta y cuatro banderas con sus piezas de campaña y casi todo el bagaje».
Fragmento extraído del libro
Manuel Ferrandis. D. Juan de Austria. Paladín de la Cristiandad. Biblioteca Nueva. 1942.
