El final del Siglo XV y principios del XVI para España, según Kamen (2010), fue decisivo para el ascenso de su poder en Europa, principalmente a través de varios acontecimientos: la rendición de Granada, la presencia de tropas españolas en Italia y la exploración de nuevos territorios en América.
En dos de esos acontecimientos deslumbró una figura militar y política importante: Gonzalo Fernández de Córdoba: el GRAN CAPITÁN.
Hablamos de uno de los militares más prestigiosos de la historia de la guerra, un capitán que cambió el rumbo en la táctica militar dejando atrás el modelo medieval introduciendo innovaciones decisivas.
Sánchez y Martínez (2015) nos cuentan que nació en la provincia de Córdoba siendo segundón de familia, por ello fue mandado a la corte a ser paje del infante Don Alfonso y hacer amistades entre la nobleza castellana. Tras la muerte de Don Alfonso, Gonzalo quiso ser clérigo en el Monasterio de Jerónimo de Valparaíso. El prior lo recibió y el destino quiso que su recomendación fue la de que Dios le tenía encomendada una misión más importante.
Se casó por primera vez, pero enviudó muy pronto, por lo cual se dedicó de lleno al oficio militar.
En la Guerra de Granada, de ser capitán de las tropas de la Casa de Aguilar pasó a ser Capitán de cien lanzas de los Guardas Reales donde destacó en los asedios de Íllora y Tájara. Gonzalo además de eso, fue una figura importantísima en las conversaciones con Boabdil para la consecución de la entrega de las llaves de la ciudad de Granada.
En 1495 fue mandado a Italia y en Seminara tuvo la única derrota en campo abierto en su vida, y no por su culpa, ya que él no quería ir al campo de batalla y, aun así, destacó por su retirada en orden, causando muertos y prisioneros. Después de este suceso, capturó todas las fortalezas de la costa de Terranova y en 1496 con la conquista de Alta Calabria hizo expulsar a los franceses de Nápoles (Vaca, 1998).
Esparza (2017) explica sus expediciones militares más importantes. En 1500 fue mandado a Cefalonia al mando de una flota de 300 jinetes, 300 hombres de armas y 8000 peones. El Gran Capitán consiguió la victoria a los dos meses en el día de Navidad tras la conquista del Castillo de San Jorge. Justo después sofocó la revuelta de los moros de las Alpujarras.
En la segunda campaña de Gonzalo en Italia aplastó al ejército francés. Primero los venció en Seminara y lo siguiente que vino fue Ceriñola, donde se vieron las innovaciones militares que asombraron a Europa.
El fuego del arcabuz destrozó la gran mayoría de la caballería pesada francesa, sus aliados suizos fueron derrotados por los lasquenetes alemanes del bando español y la victoria llegó tras la orden del Gran Capitán de avanzar con todo el ejército consiguiendo la rendición francesa. 4000 muertos y prisioneros franceses por 100 bajas españolas. Además de la aparición de las nuevas tácticas militares, esta batalla se recuerda porque el duque de Nemours cayó mortalmente herido en la descarga de la arcabucería.
Tras Seminara y Ceriñola, la siguiente plaza fue Gaeta y para ello se hicieron fuertes en el río Garellano pero el tiempo pasaba, faltaban víveres y la única opción que tenía era de retirarse, pero era imposible hacerlo estando el Gran Capitán al mando. Llegaron 3000 jinetes de refuerzo y tras simular una retirada y firmar una tregua, los franceses sin esperarlo se ven abordados por el frente español, unos 8500 soldados a pie y a caballo.
Los franceses huyen y se retiran a Gaeta donde se rindieron más tarde. 4000 franceses murieron más otros que desaparecieron y fueron hechos prisioneros.
Con esta campaña, España se convirtió en una potencia continental a tener en cuenta. Gonzalo Fernández de Córdoba se convirtió en virrey de Nápoles.
Los recelos que hubo entre Fernando el Católico y el Gran Capitán hicieron que este último acabara sus días en España sin un reconocimiento que mereció más que muchos. De estos recelos nació la leyenda de Las Cuentas del Gran Capitán, una lista de gastos que Gonzalo entregaría al Rey por la segunda campaña de Italia.
El 2 de diciembre moría en su casa en Granada a la vista de su mujer, hija y otros amigos. Murió Gonzalo Fernández de Córdoba y nació la leyenda inmortal del Gran Capitán. Podemos decir que el Gran Capitán fue uno de los padres espirituales y tácticos de los que fueron llamados luego Tercios Españoles.
Bibliografía:
– Kamen, H. (2010). Poder y Gloria: Los héroes de la España Imperial. Espasa Libros: Barcelona.
– Sánchez, J.M. y Martínez, F. (2015). El Gran Capitán: Gonzalo Fernández de Córdoba. Edaf: Madrid.
– Esparza, J.J. (2017). Tercios: Historia ilustrada de la legendaria infantería española. La esfera de los libros: Madrid.
– Vaca, J.A. (1998). El Gran Capitán. Espasa Calpe: Madrid.
