Facebook: Sergio Ortiz Izquierdo
Twitter: Kergi
Instagram: Sergio Ortiz Izdo

Durante los años de reinado del monarca Carlos II de Habsburgo, o también conocido como Carlos II “el hechizado” que se llevaron a cabo en un intervalo de tiempo desde 1665 hasta 1700. Se realizaron una serie de tratados, con sus respectivas pretensiones para ver quien se encargaría en caso de la prematura muerte del monarca, o mismamente de si fallecía sin descendencia, con el trono de la monarquía hispánica, y como todo ello afectó y de qué manera a la corona, pues habría que ir añadiéndole la ya pérdida de Portugal (independencia), el Franco Condado y el Rosellón.

En cuanto a la figura del monarca Carlos II (Madrid, 6 de noviembre de 1661-Madrid, 1 de noviembre de 1700), se pensó que, debido a su delicado estado físico, y psicológico, no tendría una vida duradera para reinar la corona hispánica, y que su fallecimiento podría ser inminente. Sin embargo, más allá del mito de este rey que nació con todo tipo de malformaciones físicas, y psíquicas, debido a las creencias de la época que pensaban que había sido provocado por algún tipo de brujería, y que hoy día sabemos que fue debido a los sucesivos matrimonios consanguíneos ​de los Austrias años atrás.  En la actualidad los estudios e investigaciones del último miembro de la dinastía Austria, y seguidamente el más retratado de la historia, aportan que no fue ni el más destacado, ni el más deficiente de los monarcas que han reinado en nuestro país, cierto es que con Carlos II, es más, durante su reinado hubo en cierta medida, una parte considerable de mejoría en la recuperación demográfica y económica de la España del siglo XVIII, pues consiguió una de las mayores deflaciones de la historia, y sobre todo logró preservar y mantener intacto el imperio hispánico ante la amenaza del poderío francés de Luis XIV.

España durante el reinado de Carlos II, estaba ya muy mermada políticamente, eso añadiéndole el omnipotente poder de la monarquía francesa en estos momentos en la figura de Luis XIV, presagiaba que España podría ceder ante el influjo francés. Pero volviendo de nuevo a Carlos II, durante su reinado se llevó a cabo únicamente la difícil tarea de buscar un heredero para el trono español, por lo que intentó engendrar un hijo, primeramente, con María Luisa de Orleans, su primera esposa, y más tarde con su segunda esposa, Mariana de Neoburgo, lo que resultó ser una tarea imposible de llevar a cabo, debido a las incapacidades sexuales que padecía el rey. Debido a su delicado estado de salud que le caracterizó durante toda su vida, siempre se tuvo en cuenta que no viviría demasiado tiempo, y, ya que no era capaz de engendrar descendientes, tras su muerte se formó un conflicto sucesorio de gran magnitud por ver quien podría ser el candidato adecuado para el trono español, ocasión que utilizaron las distintas potencias europeas para intentar mediar en el asunto, bajo sus propios intereses.

Existieron dos acuerdos de paz previos a los demás, primeramente, el de Lisboa el 13 de febrero de 1668, en el que España reconocía la independencia de Portugal, y seguidamente el de Aquisgrán el 2 de mayo de 1668 en la que se puso fin a la Guerra de Devolución con Francia. En un principio se llegaron a firmar hasta tres tratados de repartición, en los que en caso de que fallecería el monarca Carlos II sin herederos, se procedería a elegir a una serie de pretendientes al trono español.

Sin embargo, en el primer tratado que se propuso en enero de 1668 entre el monarca francés Luis XIV, y el emperador Leopoldo I, se constituyó un tratado de reparto en el si el monarca español fallecía sin herederos, el emperador Leopoldo I, en la figura de su hijo el archiduque Carlos, recibiría España, las Indias y el Milanesado, mientras que Luis XIV se reservaba Flandes, el Franco Condado, Nápoles, Sicilia, Navarra, entre otras zonas. Leopoldo I, no lo ratifico, e Inglaterra con Guillermo III de Orange, y las Provincias Unidas tampoco. En el segundo tratado que ocurrió en octubre de 1698, conocido como “la Haya”, y en el que mediaron Francia, Inglaterra y las Provincias Unidas, se nombraba sucesor del trono español a José Fernando de Baviera, hijo del elector Maximiliano II Manuel de Baviera, excluyendo al otro candidato el delfín Luis de Anjou, sobrino del monarca Luis XIV. En el que se disponía que España, los Países Bajos, las Indias, Cerdeña y Filipinas irían para José Fernando de Baviera, y para el delfín Luis de Anjou los territorios de Guipúzcoa, Nápoles y Sicilia. Este tratado en cambio fue rechazado por el monarca Carlos II, ya que, su intención era evitar la fragmentación del imperio español a toda costa, y preservar la unificación de este, esto sumado más tarde a la extraña muerte de José Fernando de Baviera que se rumoreo fue envenenado, hizo que, al año siguiente, el tres de marzo de 1699 se firmara de nuevo otro pacto de repartición. El siguiente pacto fue firmado por Francia, Inglaterra, y las Provincias Unidas, siendo excluido de él, el emperador Leopoldo I. En este tratado se establecía que la corona española recaería en manos del archiduque Carlos de Austria, mientras que los territorios españoles en Italia (Sicilia, Guipúzcoa, Nápoles, y Toscana entre otros), recaerían en la figura del delfín Luis de Anjou. Este hecho provocó el enojo del emperador Leopoldo I, ya que esperaba recibir la totalidad de la herencia hispánica en la figura de su hijo el archiduque Carlos de Austria.

Pero finalmente fallecería el monarca Carlos II en 1700, y en su testamento se expresó su deseo de que el trono español recayese en Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, y que más tarde sería entronizado como Felipe V, el primer Borbón de la historia de España. Eso sí, los dos representantes al trono español tenían lazos con la dinastía Austria, pero realmente resulta curioso que no se decidieran a elegir al archiduque Carlos de Austria como heredero al trono, puesto que era el familiar por la rama genealógica más directo al trono por estar más emparentado con los Habsburgo, esto fue debido a que al ser elegido más tarde emperador, esto conllevó que las potencias europeas, renunciaran a esta opción como temor a que se repitiera una etapa parecida a la del emperador Carlos V, pero ciertamente el archiduque Carlos, luchó durante toda su vida por el trono español ya que según él le pertenecía por lazos familiares, esto conllevó a que se originase la guerra de Sucesión (1701 – 1714), que más tarde supuso la paz de Utrecht (1715), en la que se dieron una serie de pretensiones en las que salió beneficiada Inglaterra con pactos comerciales marítimos, y en la que Francia perdió distintos territorios en América del Norte, y finalmente, España tuvo que ceder Menorca y Gibraltar a Inglaterra.

 Podemos exponer que el preferido para hacerse con el trono español hubiese sido José Fernando de Baviera, sino llega a ser por su extraña muerte, de la que como he citado anteriormente se sospechaba hubo indicios de envenenamiento, sin embargo, su muerte lo cambió todo, por tanto, el trono español sigue siendo a día de hoy un misterio, ya que no sabremos nunca a quién eligió realmente el monarca Carlos II como su digno sucesor, ya que la elección de Felipe de Anjou, como rey por su tío-abuelo, Carlos II, merece tenerla en cuenta ya que como le contó una embajada al papa: Su cuerpo es tan débil como su mente. De vez en cuando da señales de inteligencia, de memoria y de cierta vivacidad, pero no ahora; por lo común tiene un aspecto lento e indiferente, torpe e indolente, pareciendo estupefacto…. Se cree que entonces el testamento de Carlos II fue falsificado, o que se le pudo haber manipulado fácilmente debido a su estado psíquico, ya que la firma del testamento tenía un trazo poco inusual en una persona que estaba en su lecho de muerte, según dos grafólogos italianos que estudiaron el testamento de Carlos II. Aun así, se cree que el cardenal Portocarrero influyó en la decisión del monarca, aunque si bien como recoge Antonio Cánovas, fue tal la influencia del cardenal en Carlos II que como dictó en su testamento: “que en ínterin que nuestro señor dispone de mí y llegue el caso de concederme la salud que más convenga, o de que falte y se abra mi testamento, gobernéis en mi nombre y por mi todos mis reinos…”. Portocarrero gozó del honor de dirigir el reino durante tres días, hasta la llegada del futuro rey Felipe de Anjou, más tarde Felipe V.

Como valoración podemos asegurar con toda franqueza que el resultado que se dio benefició a Francia, e Inglaterra, ya que los primeros obtuvieron por un lado el trono español, lo que conllevó que los franceses introdujeran la rama borbónica en España, aunque perdieran distintos territorios en América del norte, mientras que los segundos adquirieron una serie de concesiones marítimas, lo que conllevaría ventajas beneficiosas para su comercio. También, es difícil deducir que hubiera ocurrido si hubieran reinado finalmente alguno de los otros dos pretendientes al trono, ya fuera José Fernando de Baviera, como el archiduque Carlos de Austria. Estos tratados no sirvieron más que para que España fuera una especie de tablero de ajedrez, sobre el que las potencias europeas (Francia, Inglaterra, Provincias Unidas, y el Sacro Imperio Romano Germánico) movieran sus distintas piezas para asegurarse una serie de pretensiones para su beneficio personal.

Bibliografía:

  • Bennassar, J.: La sucesión española y la Gran Alianza de La Haya, 1698-1701, Historia moderna, Pág. 669 – 682. Ed. Akal, Tres Cantos Madrid, 1998.
  • Cervera, C.: La posible falsificación del testamento de Carlos «el Hechizado» que cambiaría la historia, ABChistoria, 8 de febrero de 2015.
  • Cervera, C.: El Archiduque Carlos, el Habsburgo olvidado que casi reina en toda España (no solo en Cataluña), ABChistoria, 23 de enero de 2019.
  • Ribot, L.: Carlos II, ni hechizado ni tan decadente, Elmundo, 30 de octubre de 2015.
  •  Tomás y Valiente, F.: la continuidad de los válidos, los válidos en la monarquía española del siglo XVII, pág. 31. Ed. Siglo XXI, 2015. Cfr. Apéndice XVI.

Webgrafía/hemeroteca:

  • La firma del testamento de Carlos II es falsa, aseguran. El siglo del torreón, 30 de noviembre de 2004.
https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/121914.la-firma-del-testamento-de-carlos-ii-es-falsa-aseguran.html
  • Narcolepticos: “José Fernando de Baviera, el príncipe que lo hubiese cambiado todo”.
https://narcolepticos.com/2018-12-6-jos-fernando-de-baviera-el-prncipe-que-lo-hubiese-cambiado-todo/
«Todas las picas suman, únete al cuadro»
Si te ha gustado este contenido, ¡compártelo!

Categories:

Síguenos en nuestras redes
Facebook 31 Enero Tercios
Archivo Artículos
Filtrar por categorías